El Romance del Conde de Lara (I)
Durante el verano de 1930, Ramón Menéndez Pidal y María Goyri, en compañía de
su hijo menor Gonzalo, viajan por Asturias y Cantabria con el propósito de
presenciar (o volver a presenciar) los bailes regionales o locales
relacionados con el Romancero ("los bailes romanceados").
Sin duda,
las aficiones fotográficas de Gonzalo influyen en la incorporación de
documentación gráfica al proyecto de Epopeya y Romancero, ya que, en
estas jornadas, no se conforman con "describir" los bailes, sino
que, a la vez, los filman. Desde luego, los viajeros no asisten a unos actos
folklóricos espontáneos, sino a unos bailes que se organizan con ocasión de la
visita del ilustre Presidente de la Academia Española
y atraen a la prensa regional y hasta a las autoridades locales.
Menéndez Pidal y su esposa María Goyri.
La gira de Menéndez Pidal
comenzó por Cantabria. En Ruiloba le esperaba un baile a lo
llano, que el médico Prudencio Fernández Regatillo organizó en honor suyo
y del doctor Ángel Gutiérrez, el ilustre montañés emigrado a Buenos Aires,
mecenas del Atlas lingüístico y del Romancero que Menéndez Pidal estaba
preparando. María Goyri, con algunas adiciones y correcciones de Ramón Menéndez
Pidal (que destaco entre corchetes) describió así el espectáculo en un apunte
manuscrito:
"Es 31 de julio de 1930.
Desde Santander a Ruiloba. El pueblo nos recibe en fiesta; todos están en la
plaza. Los danzadores con sendas varas adornadas de colores, simbolizando las
lanzas, forman con ellos túnel para que pasemos por debajo a entrar en el Ayuntamiento.
Allí nos entregan copias del romance que cantarán.
En la plaza de la "casetuca", del Barrio
Vamos a la plaza, pequeña, tal como es el pueblo. Los
danzantes van con camisa y pantalón blancos, ceñidos con fajas de colores. Las
mozas llevan largos y amplios refajos de paño, unos granate, otros morados,
adornados con franjas de terciopelo del mismo color, camisas blancas, y
corpiños. Seis mozas [puestas en fila] tocan el pandero, zarandeándolo con
golpes que dan en el aro con la mano derecha, [y comienzan el canto del primer
verso de 16 sílabas]. Las otras mozas andan dispersas y los mozos forman
grupo. Uno de estos [mozos] se destaca, repica las castañuelas y bailando se
dirige a una moza, [al llegar] ante la cual hace una [profunda inclinación del
cuerpo], ella le desdeña y él se retira bailando siempre de cara a ella; pero
no se da por vencido, sino que vuelve una segunda vez sin lograr su propósito,
y una tercera, esforzándose progresivamente en los saltos y trenzados. [Al
acabar esta tercera reverencia, obtiene un gesto de aceptación] de la moza, la
cual sale bailando majestuosamente con movimiento reposado de los brazos que
lleva casi caídos. El refajo campanea lentamente; a veces parece que la moza
esquiva al mozo y casi de espaldas le mira de soslayo, mientras que él
repiquetea y baila sin descanso sin perderla un momento de vista. Mientras esta
pareja baila al rededor de la plaza, otro mozo ha conquistado a otra moza y así
se continúa hasta que ya todos están en la danza. Van luego [retirándose a
descansar al lado de las cantadoras en el orden que empezaron]; el mozo hace
reverencia a la moza, a la que ella contesta con un gracioso movimiento de las manos y la cabeza".
Ninu, de Trasierra, y Danielín de Liandres
Todo el tiempo que dura la danza las mozas de
los panderos siguen tocando y cantan el romance del Conde Sol: Dos versos (de
8 sílabas), ligera pausa, durante la que inclinan hacia adelante los panderos;
repican estos igual tiempo que el que tardaron en cantar, y vuelve a entonar
otros dos versos.
El pueblo de Ruiloba "porque es danzante más que futbolero" (como
diría en un "soneto", escrito para esa ocasión, el Secretario del
Juzgado) había recobrado en 1919 la
danza, después de prolongado olvido, y en aquel año de 1930 se sentía
orgulloso del éxito que con ella había alcanzado en "El Pueblo
Español", de la Exposición
de Barcelona de 1929-1930. A
la fiesta del 31 de Julio de 1930 acudió incluso el Gobernador de la Provincia , Juan Díaz
Caneja, y el espectáculo dio lugar a que el periódico gráfico, de difusión
nacional, "Estampa" dedicara al Baile a lo llano un extenso
reportaje (9-IX-1930), muy bien ilustrado.
Del blog "La cuesta del zarzal".
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