Al pueblo de Ruiloba
Ahora acabo de llegar, señores,
desde la
Hayuela ;
y le traigo un mensaje de amores
para la gente sincera
de este querido valle,
de esta Ruiloba tan bella.
Esta Ruiloba valiente
que en el pleito de los valles
luchara como una fiera,
cuan defendiendo a sus hijos
a la entrada de la cueva.
Cuando en Ruiloba,
nadie tenía ni una casa
ni un pedacito de tierra suyo
para poder sembrar ni unas patatas
o pa plantar unas berzas.
Todo era de los condes,
marqueses, duques e infantones
que en las Santillanas existieran.
Para podérselo quitar
lucharon como las fieras.
Esta Ruiloba tan bella
la que atravesó los mares
y ha cruzado las fronteras,
y allá por Valparaíso
formó otra Ruiloba nueva.
Por aquí tuve yo amores, sí
mucho antes de la guerra.
Era bonita y graciosa,
con unos ojos tan negros,
y aquel color de su cara
lo mismo que una cereza
y tenía una melena
que se parecía a la Virgen
que está en aquella cotera.
¡Ay Virgen de los Remedios!
¡Ay, que alegría y que pena
tener que vivir tan lejos
queriendo vivir tan cerca!
La conocí el día del Mozucu
en el pueblo de la Hayuela
aquel nueve de septiembre.
Allí bailé yo con ella,
y le regalé suspiros,
avellanas y pulseras;
y también la compré
un mozucu que tenía una bandera.
Pero se casó con otro
y yo me quedé a dos velas.
Ella tuvo muchos hijos, sí
y yo los quiero de veras.
Cuando suben al Mozucu
yo salgo a la carretera
y uno a uno los abrazo
como si mis hijos fueran.
Varias veces me preguntan:
“Y ¿de donde la moza era?”
Pues, la verdad, no recuerdo
si de Liendres o Trasierra,
de Tramalón o de Pando,
de esa Concha que al Portillo
se asoma cual centinela,
o de ese Barrio tan bello
entre encinares y piedras,
de naranjos y limoneros,
avellanos y ciruelos.
De por ahí era mi novia.
Mi novia es Ruiloba entera,
y desde aquí yo la abrazo
como si mi madre fuera.
Masio,
el de la Hayuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario