La Virgen de los Remedios (II)
Las
Vírgenes de Galeón iban embarcadas en las naves, y las situaban algunas veces
como mascarones de proa, pero más frecuentemente en el puente. Unas tienen un
orificio para aferrarlas por la peana, otras se sujetan por un vástago que se
introduce en el lugar donde haya de colocarse y tenemos una en Ruiloba, la
Virgen del Remedio, que aún conserva varias argollas por donde se la aseguraba
para evitar los bandazos en días de mar gruesa.
En
lo alto del cantil de la Marina tiene su Santuario que atalaya el mar, en el
barrio de Liandres.
La
imagen es de poco más de un metro de altura, y posa sus pies sobre una nave
desarbolada. Tallada en madera, fue mutilada en la Guerra Civil en 1936 en que
le fueron cortados ambos brazos, siendo sustituidos por los articulados que en
la actualidad posee.
Diferentes aspectos que hemos conocido de la Virgen del Remedio.
La
imagen tiene adheridas varias argollas: en la cabeza una a cada lado; tres en
la espalda, una adelante, tres a un lado y dos a otro. Fernando Barreda dice
que son “argollas de fragua”, posiblemente colocadas para sujetar la imagen a
la cámara del capitán.
La
cabeza está ligeramente vuelta e inclinada hacia la izquierda; no lleva toca ni
manto tallado, y debido a esto y a la falta de los brazos, y posiblemente del
Niño al que debía mirar en su primitiva versión, va siempre vestida de tela,
con vestido o túnica y manto, y coronada.
Imagen actual de la Virgen.
Es
difícil señalar en esta Virgen qué parte es historia y cuál tradición. Parece
que fue traída la imagen por el capitán de un barco irlandés que naufragó en el
abra de Fonfría, y dejó al pueblo la imagen que traía como buen católico
irlandés en la cámara de su barco. Inmediatamente se hizo una capilla en el
mismo pedrero bajo la advocación de la Virgen del Remedio. Por estar tan
cercana al mar se consideró inconveniente el lugar, y a finales del siglo XVI
se comenzó a edificar otra capilla en el alto del acantilado, donde no sufriera
tantos desperfectos, según nos cuenta el Padre Guerín, gran estudioso de la
zona, quien dice que así consta en un pergamino del Archivo de Santillana. A principios
del siglo XVII estaba terminada la obra de cantería y faltaba aún la parte de
carpintería. En 1685, en cumplimiento de una orden recibida del Visitador del
Arzobispado de Burgos, se tomaron cuentas a los mayordomos de la ermita del
Remedio. Se encuentran referencias a los donativos de los vecinos para la
construcción de la ermita y su conservación; había jubileos y se decía misa
solemne los cinco domingos siguientes a la fiesta del 2 de julio.
En
1883 se proyectó la reconstrucción de la capilla, reconstrucción que duró cinco
años, costeada por todos los fieles. Fue arquitecto D. Casimiro Pérez de la
Riva, que gratuitamente planeó y dirigió la obra. Se bendijo el día 5 de mayo
de 1888 y se inauguró al día siguiente. En 1893 se reparó la torre. Durante la
Guerra Civil, en 1936, estuvo la imagen enterrada y parece que entonces se
perdieron los brazos. Creemos que la cabeza ha sufrido diversos repintes debido
a tales circunstancias.
Frontal de la ermita de Nª Sª de los Remedios.
Cuenta
Fernando Barreda que hubo en la ermita abundantes exvotos (ofrendas hechas a la Virgen en
cumplimiento de una promesa o en agradecimiento por un favor recibido) y
maquetas de barcos ya desaparecidos, aunque se conservan dos conchas como
benditeras, traídas de Extremo Oriente por algún navegante.
Una de las dos benditeras de la capilla.
Como
ya dijimos más arriba, la tradición da como origen de la llegada de la imagen a
Ruiloba el naufragio de un barco irlandés, a bordo del cual iba la imagen de la
Virgen.
En
el inventario del Archivo Parroquial se da como fecha probable el año 1456.
Fernando Barreda cuenta que, “viendo cercana la muerte, el capitán de dicho
navío, que había sido arrojado por las olas de recio temporal hasta las rocas
costeras de la ensenada de Fontefrida, hizo solemne voto de construir un templo
donde debía estar puesta la imagen de la Santísima Virgen que a bordo de su
embarcación llevaba tan piadoso nauta”.
La
devoción siempre ha sido muy grande, no sólo en Alfoz de Lloredo sino en toda
la costa cantábrica de las Asturias de Santillana. En 1639, Bartolomé López
mandó que se dijeran misas por su alma en el Santuario, ya que en 1637, después
de haberse llegado a un acuerdo por pleito entablado con la Abadía de
Santillana y San Salvador de Oña por la propiedad de la ermita, comenzaron a
celebrarse en ella cultos y a elegir los alcaldes el 1º de enero después de la
misa del Espíritu Santo.
En
1732, el culto era enorme y obligó al Abad de Oña a pedir que no se celebrara
tan a menudo en las otras capillas, en beneficio de la del Remedio, ya que la
asistencia a ésta era masiva. En 1804, Domingo de la Riva donó un cáliz,
Antonio de la Sierra un incensario y Jacinto Antonio del Pomar una corona.
Corona que actualmente porta la Virgen.
Recibía
abundantes limosnas; curiosamente (como vemos por el libro de fábrica), alguna
de las cuales en especies que eran: limosna de trigo, limosna de maíz y limosna
de besugos, que en 1679 ascendió esta última a 36 reales. Cuidaba el Santuario
una freila o beata, que en 1682 era Toribia de Llanos. En 1883 el Gobernador
Eclesiástico pidió al párroco que de las limosnas de los fieles se encargase la
reconstrucción de la capilla convocando a las familias más pudientes de
Ruiloba, quienes acordaron por unanimidad restaurar la capilla; duró cinco años
la obra, como ya hemos dicho.
Sobre la puerta de entrada, un recuerdo a los benefactores.
Actualmente
se sigue celebrando la fiesta con toda solemnidad el día dos de julio,
consagrado a la Visitación de Nuestra Señora. Se saca en procesión la imagen
por la Marina, teniendo un encuentro con otra procesión salida de la parroquia,
que lleva la imagen de Santa Isabel; en el momento del encuentro de las dos
imágenes que representan a las dos primas en su santa visita, se hacen tres
genuflexiones y regresan juntas al Remedio, quedando allí recogidas hasta el último
domingo de agosto, festividad de los Santos Mártires, patronos de la Diócesis,
en que regresa la Virgen a la Marina después de haber presidido las fiestas del
pueblo y la Novena de la Asunción.
Imágenes del pasado de una tradición que sigue viva.
Es
de gran devoción, como ya dijimos, entre la gente del mar y el Cabildo de
Mareantes de Comillas tiene voto el segundo día de Pascua Florida, en que se
oye misa y se cantan con acompañamiento de panderos los picayos “a la Virgen
del Remedio”, que veremos. Una coplilla popular canta a María:
¡Válgame Nuestra Señora
válgame el Señor San
Pedro,
¡válgame
Nuestra Señora
que es la Virgen del
Remedio!
Cantan los picayos del Remedio de
Ruiloba:
Como es costumbre en
Ruiloba
y viene de antigüedad,
a la Virgen del Remedio
le venimos a cantar.
Son los Remedios la concha
y la Virgen rica perla,
y los hijos de Ruiloba
van delirantes a verla.
Ya nos vamos acercando
a tus pies, Virgen
Sagrada,
para ir en procesión
a recorrer tu morada.
Hoy, Virgen de los
Remedios,
te venimos a cantar
para recordar el día
que al pueblo te trajo el
mar.
Desde entonces tú proteges
a las lanchas pescadoras;
eres el faro divino
de los hijos de Ruiloba, etc.
Bibliografía:
Mª del Carmen G. Echegaray
Santuarios marianos de Cantabria
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