domingo, 5 de julio de 2015





La Virgen de los Remedios (II)

Las Vírgenes de Galeón iban embarcadas en las naves, y las situaban algunas veces como mascarones de proa, pero más frecuentemente en el puente. Unas tienen un orificio para aferrarlas por la peana, otras se sujetan por un vástago que se introduce en el lugar donde haya de colocarse y tenemos una en Ruiloba, la Virgen del Remedio, que aún conserva varias argollas por donde se la aseguraba para evitar los bandazos en días de mar gruesa.

En lo alto del cantil de la Marina tiene su Santuario que atalaya el mar, en el barrio de Liandres.

La imagen es de poco más de un metro de altura, y posa sus pies sobre una nave desarbolada. Tallada en madera, fue mutilada en la Guerra Civil en 1936 en que le fueron cortados ambos brazos, siendo sustituidos por los articulados que en la actualidad posee.

Diferentes aspectos que hemos conocido de la Virgen del Remedio.

La imagen tiene adheridas varias argollas: en la cabeza una a cada lado; tres en la espalda, una adelante, tres a un lado y dos a otro. Fernando Barreda dice que son “argollas de fragua”, posiblemente colocadas para sujetar la imagen a la cámara del capitán.

La cabeza está ligeramente vuelta e inclinada hacia la izquierda; no lleva toca ni manto tallado, y debido a esto y a la falta de los brazos, y posiblemente del Niño al que debía mirar en su primitiva versión, va siempre vestida de tela, con vestido o túnica y manto, y coronada.

Imagen actual de la Virgen.

Es difícil señalar en esta Virgen qué parte es historia y cuál tradición. Parece que fue traída la imagen por el capitán de un barco irlandés que naufragó en el abra de Fonfría, y dejó al pueblo la imagen que traía como buen católico irlandés en la cámara de su barco. Inmediatamente se hizo una capilla en el mismo pedrero bajo la advocación de la Virgen del Remedio. Por estar tan cercana al mar se consideró inconveniente el lugar, y a finales del siglo XVI se comenzó a edificar otra capilla en el alto del acantilado, donde no sufriera tantos desperfectos, según nos cuenta el Padre Guerín, gran estudioso de la zona, quien dice que así consta en un pergamino del Archivo de Santillana. A principios del siglo XVII estaba terminada la obra de cantería y faltaba aún la parte de carpintería. En 1685, en cumplimiento de una orden recibida del Visitador del Arzobispado de Burgos, se tomaron cuentas a los mayordomos de la ermita del Remedio. Se encuentran referencias a los donativos de los vecinos para la construcción de la ermita y su conservación; había jubileos y se decía misa solemne los cinco domingos siguientes a la fiesta del 2 de julio.

En 1883 se proyectó la reconstrucción de la capilla, reconstrucción que duró cinco años, costeada por todos los fieles. Fue arquitecto D. Casimiro Pérez de la Riva, que gratuitamente planeó y dirigió la obra. Se bendijo el día 5 de mayo de 1888 y se inauguró al día siguiente. En 1893 se reparó la torre. Durante la Guerra Civil, en 1936, estuvo la imagen enterrada y parece que entonces se perdieron los brazos. Creemos que la cabeza ha sufrido diversos repintes debido a tales circunstancias.

Frontal de la ermita de Nª Sª de los Remedios.

Cuenta Fernando Barreda que hubo en la ermita abundantes exvotos (ofrendas hechas a la Virgen en cumplimiento de una promesa o en agradecimiento por un favor recibido) y maquetas de barcos ya desaparecidos, aunque se conservan dos conchas como benditeras, traídas de Extremo Oriente por algún navegante.

Una de las dos benditeras de la capilla.

Como ya dijimos más arriba, la tradición da como origen de la llegada de la imagen a Ruiloba el naufragio de un barco irlandés, a bordo del cual iba la imagen de la Virgen.

En el inventario del Archivo Parroquial se da como fecha probable el año 1456. Fernando Barreda cuenta que, “viendo cercana la muerte, el capitán de dicho navío, que había sido arrojado por las olas de recio temporal hasta las rocas costeras de la ensenada de Fontefrida, hizo solemne voto de construir un templo donde debía estar puesta la imagen de la Santísima Virgen que a bordo de su embarcación llevaba tan piadoso nauta”.

La devoción siempre ha sido muy grande, no sólo en Alfoz de Lloredo sino en toda la costa cantábrica de las Asturias de Santillana. En 1639, Bartolomé López mandó que se dijeran misas por su alma en el Santuario, ya que en 1637, después de haberse llegado a un acuerdo por pleito entablado con la Abadía de Santillana y San Salvador de Oña por la propiedad de la ermita, comenzaron a celebrarse en ella cultos y a elegir los alcaldes el 1º de enero después de la misa del Espíritu Santo.

En 1732, el culto era enorme y obligó al Abad de Oña a pedir que no se celebrara tan a menudo en las otras capillas, en beneficio de la del Remedio, ya que la asistencia a ésta era masiva. En 1804, Domingo de la Riva donó un cáliz, Antonio de la Sierra un incensario y Jacinto Antonio del Pomar una corona.

Corona que actualmente porta la Virgen.

Recibía abundantes limosnas; curiosamente (como vemos por el libro de fábrica), alguna de las cuales en especies que eran: limosna de trigo, limosna de maíz y limosna de besugos, que en 1679 ascendió esta última a 36 reales. Cuidaba el Santuario una freila o beata, que en 1682 era Toribia de Llanos. En 1883 el Gobernador Eclesiástico pidió al párroco que de las limosnas de los fieles se encargase la reconstrucción de la capilla convocando a las familias más pudientes de Ruiloba, quienes acordaron por unanimidad restaurar la capilla; duró cinco años la obra, como ya hemos dicho.

Sobre la puerta de entrada, un recuerdo a los benefactores.

Actualmente se sigue celebrando la fiesta con toda solemnidad el día dos de julio, consagrado a la Visitación de Nuestra Señora. Se saca en procesión la imagen por la Marina, teniendo un encuentro con otra procesión salida de la parroquia, que lleva la imagen de Santa Isabel; en el momento del encuentro de las dos imágenes que representan a las dos primas en su santa visita, se hacen tres genuflexiones y regresan juntas al Remedio, quedando allí recogidas hasta el último domingo de agosto, festividad de los Santos Mártires, patronos de la Diócesis, en que regresa la Virgen a la Marina después de haber presidido las fiestas del pueblo y la Novena de la Asunción.

Imágenes del pasado de una tradición que sigue viva.

Es de gran devoción, como ya dijimos, entre la gente del mar y el Cabildo de Mareantes de Comillas tiene voto el segundo día de Pascua Florida, en que se oye misa y se cantan con acompañamiento de panderos los picayos “a la Virgen del Remedio”, que veremos. Una coplilla popular canta a María:

                       ¡Válgame Nuestra Señora
                       válgame el Señor San Pedro,
                       ¡válgame Nuestra Señora
                       que es la Virgen del Remedio!

Cantan los picayos del Remedio de Ruiloba:

                     Como es costumbre en Ruiloba
                     y viene de antigüedad,
                     a la Virgen del Remedio
                     le venimos a cantar.

                     Son los Remedios la concha
                     y la Virgen rica perla,
                     y los hijos de Ruiloba
                     van delirantes a verla.

                    Ya nos vamos acercando
                     a tus pies, Virgen Sagrada,
                     para ir en procesión
                     a recorrer tu morada.

                    Hoy, Virgen de los Remedios,
                    te venimos a cantar
                    para recordar el día
                    que al pueblo te trajo el mar.

                    Desde entonces tú proteges
                    a las lanchas pescadoras;
                    eres el faro divino
                    de los hijos de Ruiloba, etc.


Bibliografía:

Mª del Carmen G. Echegaray
Santuarios marianos de Cantabria







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