Nuevas aportaciones para la historia de Ruiloba
En
la Revista ALTAMIRA del año 1959 publiqué una historia de Ruiloba aparecida en
la biblioteca del Escorial en el siglo pasado, que a mi juicio se podía situar
a finales del siglo XVI, principios del XVII.
Ahora,
después de veintidós años y por cumplirse en este año el centenario de la
reconstrucción de su templo parroquial, transcribo a continuación otra memoria,
que, según copia que tengo, se colocó entonces en una de las bases de las
columnas de la iglesia, encerrada en una botella, junto con unas monedas y
guardadas en una cajita de roble forrada de plomo, cuyo texto dice lo
siguiente:
D.
O. M.
Beatissimae
semper Virgini Deigenitrici Mariae
SANTAE
MARIAE DE RUILOBA
Hoc
templum parrochiale sub advocatione Santissimae Virginis in misterio
Assumptionis in Coelum.
Clerus populusque vici
vulgo dicunt Ruiloba.
KALEN-DIS
OCTOBRIS ANNO MDCCCLXXX
In testimonium nobilitatis et munificenciae huyus
populi, haec inscriptio et libellum adjuntum colocatum fuit in fundamentis
huyus templi, de mandata Parrochi ejusdem Eclessiae Rectoris.
Esta es la inscripción
que aparece en la portada del manuscrito y que luego sigue:
AÑO
DE 1880
La
Iglesia, destruida por hallarse ruinosa hacía muchos años, ocupaba el mismo
lugar y tenía la misma forma y tamaño que la que estamos construyendo,
aprovechándose de aquélla solamente la torre, a la que agregamos un cuerpo y la
cúpula, de la cual carecía. También aprovechamos el ábside, o testero de la
nave central, que es de sillería, y el de la nave de la epístola, que es de
mampostería.
Empezó
su reconstrucción el 1º de julio de 1880, previa licencia del Sr. Obispo de
esta diócesis de Santander, y se cree terminará para el 15 de agosto de 1881,
con la ayuda de Dios.
Dibujo de la iglesia del Barrio, anterior a la reforma.
Dicho
templo debió haber sido construido en tres épocas distintas y su fundación muy
antigua. El presbiterio, de tres naves, era de bóvedas, y el resto del templo
estaba sostenido por seis columnas, de piedra unas y de madera otras, que
sostenían el techo, que estaba forrado de tablas. El pavimento de las tres
naves del presbiterio era de losas de piedras, y el resto de madera, formando hileras
de cubiertas de sepulturas, donde se enterraban los muertos hasta el año 1834,
que se empezó a sepultar en el cementerio de San Pantalón, situado en el monte
de Helguero.
Dicho templo perteneció a la comunidad de
frailes benitos de Oña, que, según tradición, cedió una parte de sus derechos a
la Abadía de Santillana, en compensación a los que ésta tenía sobre un templo
que poseía en el barrio de Gandaría, despoblado hace algunos siglos. Dos
sacerdotes servían esta parroquia, un fraile del convento de Oña, que era
relevado por otro cada cuatro años y era el cura mayor y se le llamaba en el
pueblo el padre Prior; el otro, que hacía las veces de coadjutor y era nombrado
por el Abad de Santillana, se le llamaba el Sr. Cura.
El campanario durante las obras de reforma.
Ambos se mantenían con la retribución de las
comunidades que los elegían y con el producto del pie de altar. Los diezmos y
primicias que pagaban los vecinos de sus cosechas y ganados, los recogían
aquellas comunidades, en proporción de tres cuartas partes para Oña y una parte
Santillana, poco más o menos. El último padre Prior lo fue don José Portela,
natural de Galicia, y el último Sr. Cura, don Bernardo Rojo Rodríguez, natural
de Comillas.
Desde
la supresión de las comunidades religiosas y de los diezmos, está servida esta
parroquia por dos sacerdotes, dependiendo del Sr. Obispo de Santander. Esta
iglesia ha pasado, jure devolutto, a la jurisdicción ordinaria del Sr. Obispo
de Santander, después de la extinción del convento benedictino de Oña y la
supresión de la Colegiata de Santillana. Posee dicho Sr. Obispo patronato sobre
esta Iglesia, presentando e instituyendo de esta manera clérigos para ella,
siendo el primero presentado e instituido don Marceliano Hazas, actual párroco
de dicha Iglesia y feligresía, el 26 de septiembre de 1879. Posee una casa
rectoral para habitación del párroco en el barrio de la Iglesia, calle de la
Obra Pía, 10. Actualmente es párroco dicho don Marceliano, natural de Somo,
Iglesia de Ruiloba. y coadjutor don Gregorio Mijares, natural de Cóbreces.
La iglesia tras la reforma.
El
expresado párroco ha promovido la construcción de la nueva iglesia, ayudado de
una comisión de vecinos de este pueblo, que son: don Rodrigo Ruiz Pomar, don
Juan Antonio González Ruiz, don José Sañudo y don Antonio Jereda, secretario.
Este templo se construye a expensas de una suscripción abierta entre los
vecinos del pueblo. Los planos y dirección son del arquitecto municipal de
Santander, don Casimiro Pérez de la Riva, natural de este pueblo y barrio de la
Iglesia, quien se ha prestado generosa y gratuitamente a desempeñar estos
cargos. El maestro ejecutor, don Juan González Cava, es natural de San Felices
de Buelna, en esta Diócesis y Provincia. Actualmente es Alcalde de este
municipio don Antonio Fernández Vallejo y juez municipal don José Pérez y
Pérez, médico don Emilio Gutiérrez Pérez, profesor de la escuela de niños don
Antonio Jareda y de la de niñas doña Hipólita Sánchez.
El arquitecto tolano D. Casimiro Pérez de la Riva, autor de la reforma, en su casa del Barrio.
Este pueblo de Ruiloba tiene en la actualidad
1.200 habitantes, repartidos, por escala de mayor a menor, en los barrios de la
Iglesia, Pando, Liandres, Trassierra, Concha, Casasola, Sierra y Ruilobuca, que
en junto hacen 309 vecinos, segun el padrón parroquial. Perteneció siempre al
Real Valle del Alfoz de Lloredo, hasta el año 1847, que formó ayuntamiento
aparte. Sus habitantes varones, desde principios del siglo pasado, tienen por
costumbre emigrar a Andalucía y en su mayor parte a Jerez de la Frontera, en
donde se han dedicado al comercio en establecimientos de comestibles y
tabernas. Algunos se han hecho grandes almacenistas de vinos y otros famosos
como catadores de vinos en aquel gran mercado. Entre éstos se encuentra don
Juan Sánchez, de Ruilobuca, que fundó y dotó a este pueblo de la Obra Pía que
posee.
Juan Sánchez, de Ruilobuca
Hace
algunos años, los emigrantes a Andalucía tenían sus familias en Ruiloba, con
las que pasaban dos o tres años después de estar fuera otros dos o tres, y en
este tiempo, otros de su familia o vecinos cuidaban o manejaban los
establecimientos. De esta manera podían mantener sus familias con economía y
era motivo de la prosperidad que llegaron a adquirir, no bajando de 20 las que
se podían llamar ricas, y de 30 las que estaban bien acomodadas y con algún
capital, además de su hacienda de labor.
Los
hijos, educados con la modestia y buenas costumbres de las aldeas, llegaban
fácilmente a ser hombres de provecho. La facilidad de comunicaciones que
disfrutamos ha hecho que, 30 años acá, se hayan ido trasladando estas familias
a Andalucía, de modo que en breve tiempo se quedará este pueblo sólo con los
vecinos que cultivan las tierras. Esta emigración, que fue casi toda para
Andalucía, lo es actualmente, en una buena parte, para América, principalmente
a Cuba, en donde hasta ahora ha prosperado poco. Las consecuencias de estas
antiguas y constantes emigraciones han sido fatales para el pueblo, pues, a
trueque de algunos caudales que al fin no han venido al país, ha atrasado en
mucho su agricultura y perdido los brazos de su juventud, extinguiéndose en el
pueblo la mayor parte de las familias abolengas, que van reemplazándose por
braceros forasteros. Los productos del pueblo son: maíz y el heno que se coge
en mieses o reunión de propiedades cerradas en mancomunidad y algunas fuera de
las mieses cerradas también. Además, se cosechan alubias, algún trigo, nabos y
hortalizas, en cantidades casi insuficientes para el consumo de la localidad.
Antiguamente se debió coger en este pueblo bastante vino o chacolí, pues en
todos los barrios hay lugares que se llaman «las viñas». En nuestros días y los
de nuestros padres y abuelos no se cogía ya chacolí, pero sí bastante sidra
procedente de muchos manzanos que se criaban en las huertas y mieses.
Ruiloba; un pueblo eminentemente agrícola y ganadero.
A
causa de una enfermedad que se parece a la gangrena y se considera incurable,
fueron desapareciendo los manzanos y con ellos la sidra, de modo que hace 40
años que apenas se recoge alguna pipa de sidra. La benignidad del clima, que
apenas baja el termó- metro centígrado a 2ºC sobre cero ni sube de 30ºC, ha
permitido desde muy antiguo la cría del limonero y del naranjo. Las naranjas,
hasta nuestros días, eran agrias, pero los limones grandes y de exquisito
aroma, considerados como la mejor clase que se produce en España,
proporcionaban una buena renta con relación a las pocas y escasas huertas
dedicadas a estos árboles.
La
escasa renta de algunos mayorazgos de este pueblo consistía, principalmente, en
los productos de una huerta de limoneros. Actualmente se nota mayor inclinación
al fomento de este árbol y del naranjo dulce, que se cultiva en mayor escala y
esmero en los inmediatos pueblos de Cóbreces y Novales. Había bastantes
mayorazgos en este pueblo, todos de pequeñas rentas que les eximía de trabajar
sus tierras ellos mismos. El de más importancia fue el de la casa de Velarde,
situada al noroeste de la iglesia, en la que tenía una capilla con asiento
preferente y un escudo de armas, que como recuerdo colocamos en el coro del
baptisterio. Sus descendientes viven hoy en Santander con el apellido Sautuola.
Entre todos los vecinos reúnen unas 450 vacas
de vientre, que echan a pacer al término mancomunado del pueblo, cada barrio
las suyas, a cargo de un pastor que las lleva por la mañana y las trae por las
tardes. El día 16 de junio de cada año salen todas las reses vacunas del
pueblo, que quieran mandar sus dueños, a los pastos de Carraceda y Lasuseras,
término de Cabuérniga, a cargo de un pastor y ayudantes, donde permanecen hasta
el 18 de octubre, que regresan al término de este pueblo, pero no bajan a sus
casas hasta que se recogen los frutos de las mieses y bajan entonces a
pastarlas, que es lo que llamamos «derrotas». El derecho de pasto en aquellos
puertos, en la época señalada, es antiquísimo en este pueblo según los
documentos que posee.
Agricultura tradicional y aprovechamiento de bosques comunales (Ruilobuca)
El término de este pueblo es desde el puente
de Cubón hasta el de Portillo y desde el mar hasta Cotalvío, continuando
después terrenos mancomunados con los pueblos del antiguo Real Valle del Alfoz
de Lloredo. El terreno sin cultivar se puede calcular en tres cuartas partes,
que en su mayoría estuvo poblado de árboles de roble y castaño, pero la
mancomunidad de su disfrute ha sido la causa de su destrucción de la mayor
parte. El monte de los Anales, sobre Ruilobuca, de hayas, el de Helguero en el
Barrio. Palacios sobre Ruilobuca y Pando, el de Mazurgo en Trassierra y
pequeñas cantidades en otros puntos, es lo que nos queda de arbolado del común.
También posee la cuarta parte del Monte de Corona, siendo sus copartícipes los
pueblos de Comillas, Udías y Ruiseñada. Este monte se ha destruido también
bastante por la misma razón de mancomunidad de su disfrute.
En el barrio de Pando se ha construido en
estos años un convento de monjas Carmelitas Descalzas, sujetas a la
jurisdicción del Ordinario, a expensas del presbítero don José Ruiz y Pomar,
natural de este pueblo y barrio de la Iglesia, cuyo costo y fundación pasará de
600.000 pesetas, parte principal de la herencia de sus padres, cuyo templo del
convento está sirviendo de parroquia durante la reconstrucción del que nos
ocupa.
D. José Ruiz y Pomar.
Sobre
los mares de Fonfría y Lastras está situado el Santuario de la Virgen de los
Remedios, que obtiene gran devoción de estos vecinos y de los comarcanos y se
celebra su romería el día 2 de julio, cuya procesión sale de la parroquia
acompañada de la danza y llega a dicho santuario. En época que no hemos
alcanzado hubo tres días de feria con motivo de esta festividad y en la
actualidad sólo se celebra en dicha capilla misa parroquia1 en los dos domingos
siguientes al 2 de julio. También se celebra en dicha capilla la festividad de
los Santos Mártires, Emeterio y Celedonio, patronos del obispado, en el día 30
de agosto. Además viene de diferentes pueblos a cumplir en este Santuario los
votos que de hace siglos tienen hechos a la Virgen de los Remedios; Cóbreces
viene el día de dicha festividad; Comillas lo hace el segundo día de Pascua de
Resurrección, y así otros.
Santuario de la Virgen de los Remedios en la Marina (Liandres)
Hay,
además, las ermitas de San Roque, en Pando; la del Carmen, en Concha; la del
Pilar, en Liandres; la de Santiago, en Tramalón; la de Santa Eulalia, en
Trassierra, y San Pantaleón, en Helguero, hoy cementerio del pueblo, cuya parte
nueva, situada al poniente del viejo, se ha construido este año de 1880, con
fondos de la Fábrica de la misma del corriente año. En el barrio de la Iglesia y
sitio del castro de San Pedro, se halla un edificio dedicado actualmente a
cárcel de este Ayuntamiento y fue ermita consagrada a San Pedro y después
escuela pública.
Ermita del Pilar, en Liandres.
Capilla de Santiago, en Tramalón.
En
el año 1855 se puso en explotación por una compañía francesa, una mina de
calamina en el sitio llamado la Venta de la Vega, inmediato al puente de
Portillo, que durante seis u ocho años produjo mucho mineral de fácil
explotación. Se establecieron por esta compañía, y cerca del mar, varios hornos
para calcinar el mineral, aparatos para lavarlo y una máquina de vapor para
triturar el mineral, blenda, que salía en abundancia, al par que la calamina.
Estos minerales, así como los de la misma clase de otras minas que poseía la
misma compañía, se embarcaban por el puerto de Comillas para Bélgica y otros
puertos extranjeros. Actualmente no se explota la mina de la Venta de la Vega
por exigir costosos agotamientos y poco las de Udías. Como indemnización por
abrevaderos y servidumbres cedidos por el pueblo a la compañía minera, ésta
entregó a aquél 20.000 reales con destino a la construcción de la Casa
Consistorial y Escuelas Municipales, así como la cal necesaria para esta obra
que se edificó en el año 1860 y está situada al ángulo N.O. de la Iglesia, con el
frente al corro de la Cigoña. Los vecinos contribuyeron a esta obra con
prestaciones personales. El Ayuntamiento y Juzgado Municipal ocupan la planta
baja del edificio, la escuela de niños el principal, con entrada al sur, y la
de niñas, el segundo, con entrada al norte.
Explotación de calamina en Casasola, próxima a Puente Portillo.
Ayuntamiento, juzgado y escuelas municipales en el Barrio.
El
camino real que cruza este pueblo por Tramalón, Sierra, Liandres, La Ventuca
(debajo de Casasola) y puente de Portillo, fue abierto al público en el año
1858 y se construyó por el pueblo desde Tramalón hasta debajo de la ermita de
los Remedios, y el resto, una junta de los pueblos interesados, formando parte
de ella don Angel B. Pérez y Pérez, natural de este pueblo y del comercio de
Santander. Antes de construirse esta carretera no había otro camino real que
una malísima cambera para carros, que subía y bajaba las cuestas con la mayor
pendiente y desde Tramalón iba por Collado a la Marina, pasando por la ermita
de los Remedios, bajando por allí a La Ventuca, para volver a subir a Casasola
y de allí a Portillo por fuera de la mies. La carretera fue después pagada por
la Diputación Provincial en la parte construida por la Junta. Hoy la sostiene
el Estado.
Autor: Lorenzo
Correa